Como ustedes saben amo cocinar y me la paso,cuando tengo algo de tiempo probando recetas y hace algùn tiempo venìa intentando con poco èxito o mejor dicho con mucho fracaso por la elaboraciòn de dulces y decidi comenzar con el coloradisimo tomate.Sin entrar en detalles bastara decirles que todo marchaba sobre ruedas hasta llegar al punto de apagar hornallas y proceder al envasado del producto: he ahì mi gran problema ya que las cuatro veces que lo intente el dulce paso de ser algo lìquido a tomar consistencia petrea; es decir era dulce de ladrillo, por lo rojo y duro digo.
Cuestiòn que este año, terca como la ariana que soy volvi a la carga dijo Vargas con el berretìn dulcero aunque al tomate lo descarte, por obvias razones y fue asì como este sàbado tijera en mano me dedique a cortar las uvas màs maduritas de la parra que plantara mi abuelo y para serles honesta tambièn dado mi escaso tamaño me tome el trabajo de buscar las que màs al alcance de mis cortitas manos tenia; por las dudas y temiendo el fracaso tome la precaucion de cortar casi 3 kilitos, porque esta vez pensaba intentarlo 2 veces y entonces si, si volvia a repetirse la historieta del tomate colgaba definitivamente los guantes en materia dulcera.
Hice todo con mucha cautela y siguiendo al pie de la letra cada indicaciòn, no sea cosa que fallara, y esta vez,no sè si es que rece tanto, si Dios se compadecio o mi abuelo desde alla arriba le pidio al Barba que interceda pero lo increible sucedio y luego de apagar la hornalla el menjunje que se encontraba en la cacerola ¡ se movia !, yo obviamente no lo podia creer " mi dulce no estaba duro", gritaba y pegaba saltitos embelezada y anonadada con mi logro, pense que al pasarlo a los frascos se endureceria ante mi vista invariablemente como siempre me sucede, pero no esta mañana cuando me levante a comprobar su estado me sorprendio verlo con un aspecto tan, tan, blando, me pellizque varias veces pensando que era un sueño del que en breve despertaria...y tampoco quise creer cuando este mediodìa Zule, mi suegra, mis cuñadas, cuñados y sobrinos disfrutaban del pancito fresco con mermeada, porque tenìa pedacitos de fruta, de uva hecha por mi con las uvas de mi amado abuelo Eusebio, si me viera la prima Graciela, era ella la que hacia dulce con esas plantas cuando venia a casa, los dos frascos que logre con un kilo de uva negra se fueron a la casa de mi cuñado Osvaldito, quien sabe hacerme los honores y nunca me dice que no a lo que cocino y hoy hizo el primer asado en familia que se comio en mi casa; realmente pienso que o bien mi abuelo y sus uvas tienen mucho que ver con el resultado final o definitivamente el dulce de tomate no era lo mio, brujitalolis desde hoy la chica del dulce de uvas como dice mi hermana Marcela.
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